Adital 13 / septiembre / 2013
El sector magisterial mexicano ha salido a las calles para
protestar contra una reforma educativa que amenaza sus empleos y la calidad y
gratuidad de la educación pública en el país.
Entre los miles de manifestantes que
han instalado una ciudad de tiendas de campaña improvisadas en las cuadras del
centro de la ciudad de México, las mujeres conforman la columna vertebral del
movimiento. Más de un millón de maestras —61% de la fuerza laboral de la
educación— trabajan en aulas mal equipadas a lo largo del país, frecuentemente
con salarios de tan sólo unos miles de pesos al mes.
El movimiento democrático de base, la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ha llamado a las
maestras y los maestros a rechazar las reformas constitucionales que imponen
una evaluación diseñada desde el centro como condición de empleo y niveles y
establecen "autonomía de gestión” para que las escuelas lleven a cabo sus
propias recaudaciones de fondos, entre otras cosas.
Los medios han generado una opinión
pública hostil hacia la movilización de la CNTE, repitiendo hasta el cansancio
que son unos flojos que solamente obstruyen el paso de los demás e interrumpen
la circulación vehicular en el centro de la Ciudad de México. Muchas de las
mujeres y hombres integrados al movimiento han viajado cientos de kilómetros
desde sus hogares para vivir bajo una lona que proporciona protección precaria
contra los acosos torrenciales de la temporada de lluvias del altiplano
central. Tienen que arreglárselas con poca comida, falta de lugares para lavar
la ropa, marchas agobiantes y la constante amenaza de represión y desalojo.
Quienes vienen de las costas, batallan además con la presión atmosférica y la
mala calidad del aire de la gran ciudad. Para las maestras, las condiciones son
más difíciles —han dejado atrás a sus hijos o en algunos casos traen consigo sus
bebés porque no hay con quién dejarlos.
¿Por qué lo hacen?
Las mujeres del movimiento magisterial
respondieron a nuestras preguntas de manera simple y elocuente. Sus respuestas
reflejan un sistema educativo en crisis —no a causa de "maestros
incompetentes”, como dice el diagnóstico del gobierno, sino debido a años de
negligencia gubernamental, presupuestos insuficientes e indiferencia, y también
debido a las duras condiciones de pobreza que caracterizan las vidas de
millones de sus estudiantes a lo largo del país.
La voz de las mujeres en la lucha por
trabajo digno y calidad educativa
"El motivo de seguir y continuar
con esta lucha es porque siempre vivimos y observamos la injusticia que existe
en nuestro estado y en nuestro país, y también porque a diario, como mujer,
como mamá, como esposa vivimos muchas carencias e injusticias con las que no
estamos de acuerdo.
"Como maestras, nosotras somos
quienes directamente convivimos en las comunidades con estudiantes, con las
madres y padres de familia, y conocer las carencias que enfrentan te llena de
rabia”, dice una joven maestra del estado de Oaxaca.
Ella explica que desde su escuela
cerca de la central de abastos, ve a la gente que viene todos los días para
vender, entre ellos niños y niñas de sus clases que tienen que trabajar antes
de asistir a la escuela.
"Existen estudiantes que se
levantan desde las 4 o 5 de la mañana porque vienen de sus comunidades a traer
frutas, verduras o plantas para vender; llegan a la escuela sin desayunar y el
resto del día se la pasan ahí, es hasta las 8 ó 9 de la noche cuando se
trasladan a sus comunidades a dormir, y al otro día es la misma rutina.”
Ella está convencida de que algo se
tiene que hacer para romper con este círculo vicioso pero insiste que la
reforma educativa no es la respuesta. "Por más que ahorita quieran
pintarnos la reforma educativa de otra manera, nosotras sabemos que para
mejorar la educación necesitamos cambios estructurales y con lo que se ha
aprobado sabemos que las condiciones en nuestras comunidades, no mejorarán sino
que definitivamente son para empeorarlas.”
Sarvia Analí Valverde da clases en
nivel preescolar en una pequeña comunidad en la región indígena mixteca del
estado de Oaxaca. Ella nos relata que en su pueblo, Guerrero Santa Cruz, los
niños tienen que caminar más de dos kilómetros para ir al jardín de niños.
Muchos de sus padres se han visto obligados a emigrar. Cuenta que, "Muchos
niños llegan sin desayunar o con su morral y su taco de tortilla dura untada de
frijol o con pura sal”.
Otra mujer del movimiento que prefiere
no dar su nombre afirma: "Decidimos dejar a nuestra familia y todo nuestro
arraigo allá, para trasladarnos a la Ciudad de México, a pesar de ser un lugar
desconocido para nosotras. Sabemos que es un terreno que no conocemos porque
muchas de nosotras no sabemos andar ni en el metro, pero nos adaptamos a este
medio para venir a luchar en contra de las políticas privatizadoras del estado
pero esta lucha no es sólo de nosotras o de los maestros en general, ésta tiene
que ser una lucha colectiva porque laceran no sólo al magisterio, sino también
a los alumnos y alumnas, a los padres y madres de familia.”
"Este proceso ha sido muy
desgastante económicamente, físicamente, y emocionalmente pero no sólo las
maestras de Oaxaca sino de otros estados, hemos decidido trasladarnos a la
capital y continuar en resistencia”, agrega.
¿Qué debe ser evaluado?
La inclusión constitucional de un
sistema de evaluación es uno de los puntos más controversiales de las reformas.
La evaluación universal tiene sus orígenes en los planes de del Banco Mundial y
las prácticas del sistema escolar estadunidenses. Valverde dice que no es
verdad que los maestros no quieran ser evaluados.
"Queremos que se nos evalúe pero
de acuerdo al contexto social y económico en el que trabajamos, de acuerdo a
nuestra propia realidad, no con procedimientos estandarizados”, dice. "Y
menos estamos de acuerdo en que la evaluación se utilice no para mejorar sino
para reprimir y despedir a los docentes”.
Ella explica que los maestros y las
maestras en su región quieren mejorar sus conocimientos y habilidades, pero las
opciones son limitadas en las áreas pobres en que ellos trabajan. "Muchos
queremos seguirnos preparando pero nos limita el hecho de estar en comunidades
muy alejadas, sin transporte colectivo, y sólo disponemos de fines de semana
para trasladarnos a estudiar”.
Lejos de los programas de escritorio,
estas son las realidades que enfrentan las maestras. Para ellas en pie de
lucha, una evaluación de resultados que puede llevar al despido es sólo otra
forma de ‘inculpar a la víctima’.
"Hay quienes dicen que el
magisterio es el responsable del rezago educativo cuando en realidad no es así,
más bien el rezago educativo es una problemática estructural que se debe, entre
otras cosas, a que la partida que debieran de mandar para la educación, la
gastan en otros ramos. Un ejemplo clarísimo son las pasadas elecciones, en
donde gastaron dinero al por mayor, mismo que pudo haberse asignado para
mejorar la educación”.
Aprendiendo a resistir
Para muchas de las maestras
manifestantes, esta no es su primera movilización. Las maestras de Oaxaca
recuerdan el movimiento en su estado en 2006, cuando la Sección 22 del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación inició un plantón por
demandas sindicales que devino en insurrección contra el gobierno local,
sofocada violentamente por las fuerzas de seguridad.
Una maestra narra el impacto del
levantamiento y de la represión. Dice que aprendió la lección: No de tener
miedo, sino de estar siempre preparada.
"Yo viví muy directamente los
acontecimientos del 2006 y justamente anoche recordé aquellos hechos, se me
vino a la mente la psicosis que había y el desalojo. Pero como le dije a mi
compañera yo no tengo miedo, inclusive yo le decía a ella, hay que estar
pendientes, no vamos a dormir ahorita, vamos a checar qué pasa y nos fuimos a
dar un rondín para ver cómo estaban las cosas.”
Por lo menos en su caso, el miedo no
resultó ser un freno. "Lejos del miedo, tenemos la necesidad de venir y
participar activamente, a pesar de la psicosis que quieren impregnar, carecemos
de miedo porque ya lo vivimos y no nos paraliza”.
Su amiga añade, "Cuando yo leo el
periódico todos los días veo el reflejo del 2006, eso fue lo mismo que nos
hicieron hace 7 años: atacarnos, cansarnos, indignarnos, pero eso nos hizo
decir basta,
Ella recuerda un relato que se ha
vuelto clásico en los anales de los movimientos populares mexicanos —una
historia forjada por mujeres.
"Por eso las maestras decidimos
tomar cartas en el asunto, se convocó a una marcha y fuimos a los medios a
solicitar nuestro derecho de réplica en espacios de media hora o unos minutos
pero nos fueron negados incluso en la televisión estatal que se supone es un
espacio público. Por esa razón miles de mujeres decidimos tomar los medios, nos
dimos cuenta de que no teníamos que pedir los espacios, mucho menos en los
espacios que son del pueblo y desde ese momento nos quedamos ahí. Esa fue una
de las acciones más fuertes porque atentamos con la cuestión más fundamental de
este sistema que son los medios de comunicación y por eso fueron destruidas a
balazos las antenas y todo lo que ya sabemos”.
Regresando al presente, dice, "a
lo mejor muchos no nos entienden pero tenemos todas esas historias, todas esas
experiencias, todos esos momentos de compartir pequeños triunfos, muchos
miedos, muchos análisis de por dónde vamos a seguirle, qué vamos a hacer.
Nuevamente ahora que estamos ante esta situación, nos volteamos a ver entre
nosotras y sin decirnos nada sabemos el por qué estamos aquí”.
Protestas y propuestas
Un gran mito creado por los medios es
que los maestros están protestando sin ofrecer alternativas constructivas. De
hecho, sus organizaciones laborales en cada estado y los mismos maestros y
maestras en sus lugares de trabajo han estado trabajando para desarrollar en la
práctica alternativas pedagógicas. Además de Michoacán, donde existen planes y
programas alternativos elaborados por la sección disidente, en ningún lugar tal
proceso ha avanzado más que en Oaxaca.
Anabel Medina enseña en la última
escuela normalista rural del estado de Oaxaca, un internado para maestras en
Tamazulapan. El gobierno ha estado cerrando o reduciendo sistemáticamente el
presupuesto para los normales en el marco de la privatización y para eliminarlas
como baluarte de la resistencia rural a las políticas neoliberales. Los
estudiantes y maestros han luchado para conservar lo que históricamente ha sido
no sólo un lugar donde los alumnos de familias empobrecidas pueden obtener un
grado educativo, sino también un centro de defensa de derechos económicos y
sociales.
Medina describe cómo los maestros han
respondido a la falta de infraestructura básica y materiales en el trabajo.
"En 2000 se nos cayó la
edificación, se levantaron nuevas estructuras pero sólo de aulas, no así del
acondicionamiento para los procesos que complementan el aprendizaje como
talleres de tecnología y laboratorios. Los planes y programas vienen muy
raquíticos, sin métodos de enseñanza. Hemos tenido que diseñar nuestros propios
métodos como el de proyectos de pedagogía emancipatoria”.
Celiflora García Cervantes, de la
comunidad de San Esteban Atatlahuaca, capacita a profesores para crear
estrategias que incorporen lenguas originarias en su práctica docente y cree
que las reformas llevarían a un retroceso e inhibirán sus logros.
"Un equipo de seis asesores
acudimos a las escuelas, tenemos reuniones de consejo técnico y desde ahí en
forma colectiva construimos los proyectos educativos, en los que se retoma el
conocimiento contextual de los alumnos, con base en sus intereses o a partir de
un problema social de la propia comunidad. Y el proyecto se concibe para ser
trabajado en ambas lenguas”.
En comunidades indígenas maestras y
maestros han desarrollado técnicas basadas en el contexto cultural y social.
"En Oaxaca estamos conformando un plan para la construcción de Oaxaca y
precisamente eso es a lo que el gobierno le tiene miedo, sobre todo porque el
enfoque fundamental es el rescate de los saberes, las costumbres, de
arraigarnos otra vez a nuestro estado, a nuestro México. Conocemos nuestra
realidad y por eso sabemos lo que necesitamos, palpamos las comunidades
realmente marginadas”, explica la segunda maestra.
Señala que niños y niñas "en lo
único que piensan es en terminar la secundaria, si bien les va, y migrar hacia
los Estados Unidos porque piensan que van a tener una mejor calidad de vida
aunque eso no sea así. Es por ello que reconocemos que es necesario arraigarlos
y decir, aquí en nuestro estado, en nuestro país, en nuestro México podemos
volver a recuperar toda nuestra historia, nuestra cultura y nuestros recursos
naturales pero primero tiene que venir el arraigo, recuperar toda nuestra
cultura, amarla y defenderla, eso es algo de lo que le está tocando empujar al
magisterio”.
Para las maestras, el compromiso con
los niños es fundamental. "… la esencia de nuestra lucha es pugnar por un
futuro mejor para todas las niñas y niños, incluyendo a nuestros propios hijos,
a quienes nos atrevimos a dejar. Les extrañamos y nos duele terriblemente estar
lejos de ellos, pero sabemos que nos entienden porque han vivido esta
experiencia con nosotras, y aunque cada mañana, cada noche estamos pensando en
cómo estarán, y a pesar de que muchas de nosotras hemos pasado tres semanas sin
poder verlos, seguimos acá porque creemos que esta lucha es justa, que es
nuestra y que la necesitamos ganar”.
Mujeres transformando su realidad
Mónica Amador, de 28 años, enseña
cuarto, quinto y sexto grados en Cozoaltepec, cerca de Puerto Escondido, en una
escuela con sólo otra maestra. Ella gana aproximadamente 4 mil pesos al mes.
Comenta que algunos de los estudiantes en sus grupos tienen discapacidades y
que ha aprendido a enseñarles en lenguaje de señas. "Casi todos llegan a
la escuela sin desayunar y cuando es temporada de cosechar café no van a clases
porque ayudan a sus familias en esa labor,” narra.
En su salón, ella organiza a sus
alumnos en forma que permita eliminar jerarquías desde el aula, "los 26
estudiantes y yo nos distribuimos en forma de medialuna, con mi escritorio
atrás, no al frente de los alumnos.
Las maestras de México tienen la
responsabilidad de moldear a una nueva generación, capaz de reducir la
injusticia y la desigualdad de su mundo. Ellas también esperan dirigir a una
nueva generación de mujeres que se enfrentará y asumirá su papel legítimo en el
movimiento por el cambio y en un mejor mundo por recrear.
Para esto, ser miembro del sindicato
no es suficiente.
"En los últimos años mi visión se
ha complementado, ahora también estoy acá como mujer, porque me di cuenta de
que a lo largo del tiempo las mujeres jugamos un papel importante en la lucha
social y que en los movimientos las mujeres somos las que hemos ido al frente.
Por eso consideramos que necesitamos dejar de vivir en un contexto sexista y que
eso se tiene que reivindicar.
"Antes, yo siempre pensaba en los
otros, pero ahora también pienso en nosotras, recuerdo que antes decía
‘nosotros los maestros’ pero ahora también digo ‘nosotras’ estamos acá, con
nuestra experiencia, con nuestros miedos, nuestros deseos, nuestros sueños,
todo lo que traemos para transformar esta realidad. Estoy aquí porque tengo esa
conciencia de que mientras no cambien las cosas también para las mujeres, desde
cada movimiento social, no van a cambiar de manera general, y como integrantes
de este movimiento tenemos la responsabilidad de aportar nuestra visión del
mundo y visibilizar nuestra participación en la lucha social”.
[Entrevistas por Alfredo Acedo y la
Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos de la Mujer en México.
Transcripciones de algunas entrevistas de Desinformémonos.
Fotos: Alfredo Acedo, Santiago Navarro.
Fotos: Alfredo Acedo, Santiago Navarro.
Para mayor información:
Laura Carlsen y Alfredo Acedo, "Marcha del
magisterio mexicano, punto de inflexión en un movimiento que ‘no termina aquí’”, Programa de las Américas Sept.10, 2013.
Lynn Stephen, We are the Face of Oaxaca-Testimony and Social Movements, Duke University Press, 2013 en línea en: http://es.scribd.com/doc/166027254/We-Are-the-Face-of-Oaxaca-by-Lynn-Stephen.
Lynn Stephen, We are the Face of Oaxaca-Testimony and Social Movements, Duke University Press, 2013 en línea en: http://es.scribd.com/doc/166027254/We-Are-the-Face-of-Oaxaca-by-Lynn-Stephen.
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MARCHA
DEL MAGISTERIO MEXICANO,
PUNTO DE INFLEXIÓN EN UN MOVIMIENTO QUE “NO
TERMINA AQUÍ”
Por
Laura Carlsen y Alfredo Acedo
Este 1 de septiembre, día de la
entrega —que no lectura— del primer informe de gobierno del presidente Enrique
Peña Nieto, fue fiel reflejo de una nación en jaque.
Durante toda la semana anterior,
crecieron las tensiones. Los integrantes de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) se manifestaron casi a diario en medio de
rumores de represión e inminente desalojo de su campamento en el Zócalo. Otros
sectores a los que se sumaron grupos representativos de la CNTE marcharon
contra la reforma energética. Con desplantes histéricos, los medios masivos
elevaron ‘el derecho a manejar en auto privado’ por encima de cualquier otro,
lamentando el “secuestro” de la ciudad a pesar de que el comercio y la
actividad urbana seguía sin contratiempos.
El presidente anunció que daría el
informe en el espacio militar llamado Campo Marte, como si estuviéramos bajo
sitio, y después cambió de opinión y decidió esperar hasta el inusual 2 de
septiembre para leer el mensaje del informe sin salir de la residencia oficial
de Los Pinos. El informe propiamente dicho fue entregado por escrito, de manos
del secretario de Gobernación, en la apertura del periodo ordinario de sesiones
del Congreso de la Unión.
La mañana del día primero amaneció
con el cielo despejado pero con tormentas en las calles. Los grupos de docentes
salieron temprano del Monumento a la Revolución rumbo a Los Pinos. Fueron
encabezados por la región Mixteca, seguida por el resto de la Sección 22 de
Oaxaca y después por contingentes de Guerrero, Puebla, Michoacán, Zacatecas,
Chiapas, Jalisco, Guanajuato, Veracruz, Hidalgo, Distrito Federal. Los
acompañaban jóvenes de #YoSoy132, padres de familia, electricistas y otros.
Sin prisas, la columna avanzó por
Avenida Reforma, pasó ante el Senado de la República donde había una
concentración de policías, provocando la consigna: “Señor policía, que lástima
me das, teniendo tú las armas no puedes protestar.”
Caminan con calma y paso firme, con
mantas y carteles que exigen la abrogación de la reforma a los artículos 3 y 73
de la Constitución, o simplemente el “Rechazo total a la reforma educativa de
Peña Nieto.”
Otras rezan, “Si no hay justicia para
el pueblo, que no haya paz para el gobierno.” En una lona de Jalisco se
protesta por la ley que estipula que las escuelas tienen que conseguir una
parte de su financiamiento “porque impone que los padres paguen la educación
que debiera ser gratuita.”
“Estamos exigiendo que se abrogue la
reforma a los artículos 3 y 73,” explica el profesor de telesecundaria Isaías Jaime
Ignacio Cruz, de la Mixteca, “porque al igual que las reformas anteriores,
estos cambios constitucionales no van a beneficiar a la educación. En cambio,
son atentatorios contra la permanencia y antigüedad en el empleo del magisterio
y van también contra el derecho de los alumnos a una educación integral y de
verdadera calidad.”
“Si la educación está en crisis,
porque lo está —admite—, no es por nosotros sino por un gobierno federal que
decide, administra y aplica políticas y presupuestos y al final él mismo se
hace cuentas y sus culpas nos las echa a los maestros. Nosotros hacemos el
máximo esfuerzo para que lo poco que nos dan, nos rinda; si en una escuela no
hay gises, de nuestro salario los ponemos, igual con los pizarrones o cuando a
un alumno le falta dinero para su acta de nacimiento, porque vemos que nuestros
alumnos son inteligentes, no mediocres ni comodinos, y queremos formar
ciudadanos no conformistas ni consumistas, sino críticos y que aspiren al
progreso.”
Cuenta que en las comunidades de Oaxaca
existe la tradición del tequio, una forma de trabajo colaborativo para resolver
las necesidades de la gente. “Pues bien, ese tequio con personas conscientes y
educadas hace que nuestros pueblos crezcan; desgraciadamente, las reformas
subrayan el individualismo y no buscan la armonía con el interés comunitario”.
Protesta magisterial, frente a La
Bolsa de Valores y el edificio de operaciones conjuntas EEUU-México en Reforma.
Ignacio Cruz define las consecuencias
de los cambios al Artículo 73 que “al dar autonomía a las escuelas para que se
alleguen recursos para solventar sus necesidades, con ello abren la puerta a
los intereses privados y dan pie a que el estado se desentienda del servicio
educativo”.
“Quieren que los pobres aprendamos
inglés y computación para que sigan explotándonos, y que los ricos vayan a las
escuelas de pago,” reitera una voz por el poderoso sistema de sonido. El sueño
de la educación que representa oportunidades, que simboliza el desarrollo
humano y no sólo formación para el mercado laboral, es lo que está en juego,
además de sus trabajos y sus derechos.
En algunos carteles sostenidos por
los profesores se lee, “Si hay que evaluar, por Peña hay que empezar”,
refiriéndose a la evaluación educativa, uno de los puntos más controversiales
de la reforma. Los miembros de la CNTE sostienen que no están en contra de ser
evaluados, sino de la forma y criterios de medición diseñados desde el
empresariado, que no toman en cuenta diferentes contextos culturales y
socioeconómicos y generan inseguridad laboral y medidas punitivas contra los
maestros.
Habla Sarvia Analí Valverde Montes,
“Muchos dicen que estamos en contra de la evaluación pero lo que rechazamos es
la evaluación estandarizada. Queremos una evaluación de acuerdo al perfil de la
preparación que recibimos y de acuerdo a las condiciones en que laboramos,
porque no es lo mismo trabajar en una comunidad donde no hay posibilidades de
seguirse preparando, a estar en una ciudad con más opciones y oferta
académica.”
Ella trabaja en nivel preescolar y
viene de la comunidad Guerrero Santa Cruz, Centro de Trabajo 172, sector
Xalcatongo, de Oaxaca, de un jardín de niños a donde algunos estudiantes deben
caminar más de dos kilómetros desde sus casas. Comenta que muchos llegan sin
desayunar, otros con su morral y su taco de tortilla dura, untada de frijol o
sólo con sal.
Todavía sin plaza base tras dos años
de servicio, la maestra concluye, “Estamos a favor de una evaluación que sirva
para mejorar y no para reprimir y despedir a los maestros”.
Frente a la Bolsa de Valores la
marcha hace una parada. En referencia a los mensajes de los medios que
bombardean a la opinión publica en contra de las manifestaciones y las maestras
y los maestros dicen, “Nosotros no estamos provocando, nos estamos expresando.”
Se informa que la Cámara de Diputados
votará el mismo día la tercera ley secundaria, la del servicio profesional
docente. Se dice que los tres principales partidos políticos (PAN, PRI; PRD)
apoyan la aprobación inmediata. El anuncio desconcierta a los manifestantes y
piden que todos se concentren en sus contingentes para analizar un cambio de
estrategia. Deciden re-direccionar la marcha a San Lázaro, a la sede de la
Cámara de Diputados.
No deja de ser impresionante el
aguante de los miles de maestras y maestros. Después de semanas de vivir en
tiendas de lona en el centro de la ciudad, de dormir a la intemperie, de comer
mal, sin quejas deciden atravesar la urbe bajo el sol para rechazar “la
traición de Estado”. Hay una mesa de diálogo programada para las 8 de la noche,
pero varios dicen no ver señales de buena fe y perciben ese diálogo sólo como
una táctica dilatoria.
Otra vez resuena la voz del profesor
Ignacio Cruz, “Se evidencia la manera traicionera y mentirosa de los
legisladores que habían dicho que la ley reglamentaria del servicio profesional
docente se dejaría en suspenso mientras se mantuvieran las negociaciones, pero
como fieles sirvientes de los poderosos están dispuestos a sacar la tarea que
el patrón les ordenó.”
Juan José Ortega, dirigente de la
Sección 18 de Michoacán, lo dice muy claro, “Sabemos que hemos acudido a los
espacios del diálogo, hemos presentado propuestas muy concretas, pero también
sabemos que no es suficiente la buena voluntad para mover las consignas con las
que operan diputados y senadores.”
La apresurada votación en un clásico
“albazo” legislativo parece confirmar esta versión. Esta misma noche se aprobó
la Ley de Servicio Docente.
Pasando las dos de la tarde, se
acercan a la Cámara de Diputados. Una barrera que parece el muro de la frontera
con Estados Unidos impide el acceso a San Lázaro. Los maestros y las maestras,
detrás de una valla de granaderos, se paran a unos 50 metros de distancia. No
buscan enfrentamientos y los policías tampoco. En los carriles al otro lado del
camellón están los jóvenes. De repente empieza una pequeña refriega. Algunos
lanzan objetos y petardos. Los maestros responden con vallas humanas para
separarse del enfrentamiento y empiezan a corear “NO VIOLENCIA.”
Los manifestantes advierten la
presencia de provocadores y se deslindan. Varios oradores señalan que su lucha
no es meramente gremial, no es una batalla por el salario, sino por el futuro
de sus derechos laborales y de la educación pública —nada más y nada menos.
Aparece en el cielo una cosa voladora,
del tamaño de un avioncito. Es un mini drone equipado con una cámara de video,
el más reciente juguete de la policía federal, que sobrevuela la marcha
registrando la asistencia. A la gente le da risa, pero se carcajea cuando es
lanzado un petardo y el aparato da una vuelta en “u” y regresa a máxima
velocidad. Parece una pequeña victoria en medio de la batalla.
El contingente magisterial ha llegado
a un impasse —no sólo están frente a una valla de policías que inhibe el paso,
sino también el ejecutivo y ahora el congreso han anunciado su intención
inapelable de consumar la reforma educativa.
Manifestante, 1 de septiembre.
Aprobar la ley del servicio
profesional docente “sería la manera de mostrar que están entregados a la
iniciativa privada, que estarían concretando las iniciativas y disposiciones de
la OCDE, de Mexicanos Primero, de la Coparmex [Confederación Patronal de la
República Mexicana], de la demás clase política-empresarial que se ha adueñado
de nuestro país a través del nefasto pacto por México”, afirma Ortega.
Añade, “Jamás vamos a renunciar al
derecho universal de la educación, jamás vamos a renunciar al derecho universal
a la vivienda, a la alimentación, al vestido, al calzado, a la salud… para ser
verdaderos transformadores de una sociedad con un tejido social descompuesto.
Una sociedad bajo condiciones arbitrarias del gobierno federal que hoy atraca
contra la educación y mañana estará atracando contra los energéticos, contra
nuestro presupuesto, contra nuestras condiciones de desarrollo con una reforma
fiscal.
“Sabemos que una vez que atenten
contra nuestro patrimonio social y económico, no habrá condiciones de
desarrollo, y para poder mantener la voracidad de la clase política y
empresarial atentarán contra nuestro sueldo e impondrán el IVA a alimentos y
medicinas.”
Los maestros han llamado a los medios
de información presentes para improvisar una conferencia de prensa en la calle.
Rubén Núñez, de la Sección 22 expresa que la lucha de la CNTE por democratizar
el sindicato es también una lucha para democratizar al país y para establecer
una verdadera reforma educativa, construida con la participación de quienes dan
la lucha en las aulas, en las escuelas, en los estados de todo el país.
La CNTE hace un compromiso “con
nuestros niños, con el pueblo” para construir desde los propios espacios una
verdadera reforma educativa con una evaluación de carácter pedagógico, muy
lejos del aspecto punitivo que se quiere imponer.
Y sentencia Núñez: “No vamos a
regresarnos a las aulas hasta vernos atendidos por los diputados y senadores,
hasta vernos atendidos por la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de
Educación Pública y por el nefasto presidente de nuestro país. Queremos dejar
claro a Peña Nieto que no nos van a doblegar.”
“Esta Coordinadora, con 34 años de
lucha, seguirá demandando la abrogación de esta reforma con sus mejores armas:
la unidad y la organización.”
Para rebatir la campaña insidiosa en
los medios, el líder de la Sección IX, Francisco Bravo, hace una lista de
“mentiras sobre la CNTE”, entre ellas: que los profesores no quieren ser
evaluados, que no quieren mejorar la educación, que son unos cuantos (¿y por
unos cuantos el gobierno tuvo que mover su informe a un búnker y cercar el
Congreso?, pregunta); que los legisladores están escuchando a los maestros y
tomarán en cuenta sus propuestas, entre otras. Desmintió uno por uno los
embustes, con ejemplos de las propuestas alternativas, las iniciativas de
diálogo y la fuerza desde el movimiento.
“Ellos podrán imponer las leyes
secundarias, podrán aprobar la reforma educativa pero no van a hacer que se
modifique la práctica en los salones de clase porque para que se modifique la
práctica en las aulas quienes tienen que estar aprobando y discutiendo somos
los maestros, y nosotros hemos sido los grandes marginados de este proceso”,
dijo.
Y anuncia una insurrección
magisterial para el miércoles 4. “Veintidós estados realizaremos acciones en
contra de la probable imposición. Llamaremos a la insurrección. Haremos una
magna manifestación en todo el país.
“Seguiremos en las aulas luchando,
seguiremos proponiendo alternativas, porque la lucha está claro. No ha
terminado. Esta apenas empieza. Los maestros decimos a la gente que está en el
Congreso: la cuenta está pendiente. Concluye entre aplausos, “La lucha no
termina aquí”.
Mientras otros desafíos, jugadas y
movimientos en el inmenso tablero del país se van acumulando.
Laura Carlsen es directora del
Programa de las Américas. Alfredo Acedo es periodista y director de
comunicación de la UNORCA, y colaborador con el Programa de las Américas
www.cipamericas.org/es
Fotos: Alfredo Acedo
Fotos: Alfredo Acedo
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