sábado, 28 de agosto de 2010

Fortaleciendo y Tejiendo Nuestras Redes

"Fortaleciendo y Tejiendo Nuestras Redes"

Red de Teólogas y Pastoras – Brasil, São Paulo, 28 a 30 de Julio de 2010

Pastoral de Mujeres y Justicia de Género del CLAI

Centro Otília Chaves – Faculdade de Teologia / UMESP

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El Encuentro "Fortaleciendo y Tejiendo Nuestras Redes" fue fruto del deseo de la

Pastoral de Mujeres y Justicia de Género del Consejo Latinoamericano de Iglesias

(CLAI) de
realizar un análisis de la realidad y de las nuevas teologías, y de dar

continuidad a las articulaciones de teólogas y pastoras que actúan en la Iglesia y en la

sociedad, recuperando la memoria histórica y reflexionando aspectos empoderadores

sobre aspectos bíblico-teológicos relevantes al tercer milenio en el contexto

continental.

 
 

El trabajo en conjunto entre la Pastoral de Mujeres y Justicia de Género del CLAI y el

Centro Otília Chaves – Faculdade de Teologia / UMESP, viabilizó la realización de

este encuentro, que contó con la participación de aproximadamente 40 teólogas y

pastoras de las regiones de CLAI Brasil, Andina y Río de la Plata.

 
 

La solidaridad entre otras instituciones amplió las posibilidades con el apoyo de la

Iniciativa Misionera Regional en América Latina de la División de Mujeres de la

Junta General de Ministerios Globales (JGMG), de la Reformierte Landeskirche

Aargau, de la Mission 21 Evangelisches Missionswerk Basel, de la Comunidad

Teológica Evangélica de Chile y del Consejo de Iglesias Evangélicas Metodistas de

América Latina y el Caribe (CIEMAL).

 
 

La historia de las redes entre teólogas y pastoras latinoamericanas y caribeñas

continúa, y en este presente tiempo levantamos juntas nuestras voces y declaramos

que:

 
 

1. Reconocemos la existencia de la violencia de género que se expresa de forma

exponencial en crecientes prácticas de femicidios, trata/tráfico y explotación sexual de

mujeres, niñas y niños, bien como en la 'feminización' de la pobreza. Llamamos a

todos los segmentos de la Iglesia y de la sociedad a tomar consciencia, repudiar y

denunciar esta realidad, combatiendo las profundas dimensiones de procesos de

omisión y connivencia que son parte de nuestra herencia cultural colonizada. Nos

comprometemos a promover y concretizar el cambio de paradigmas, la educación de

derechos y la incidencia en políticas públicas y eclesiales para erradicación de todas

las formas de la violencia de género.

 
 

2. Reconocemos que las mujeres tienen una significativa producción intelectual en

distintas áreas epistemológicas, también en el campo de la teología, hermenéutica y

del fenómeno religioso, sin embargo, denunciamos la existencia de un proceso de

invisibilización y silenciamiento de ese trabajo no apenas por hombres, sino también

por mujeres, en la academia y en instituciones eclesiásticas. Delante de esto,

llamamos al reconocimiento, a la valorización, a la promoción y a la divulgación de

ese saber, y nos comprometemos a hacer visible esa producción en el nivel pastoral,

académico y social.

 
 

3. Reconocemos que la opresión sobre las mujeres está generando una sociedad

enferma. Desde la más tierna infancia hay una constante disminución de su autoestima

con la banalización del cuerpo. La coerción para un desarrollo precoz de la

sexualidad comienza con la falta de consciencia de la propia familia y permite la

aceleración de las influencias externas. Es necesario una concientización a partir de la

familia, escuela e Iglesia, para la interrupción y mudanzas de este proceso,

garantizando el respeto y la valorización de la mujer y promoviendo el concepto

bíblico de salud integral que engloba y cruza todas las relaciones.

 
 

4. Reconocemos que la concentración de hombres en el ejercicio de poder e instancias

de decisión, incluso en la Iglesia, es un indicador de la desigualdad institucional de

género.
Llamamos a las instituciones a revisar la política que excluye y a crear

mecanismos de inclusión de las mujeres en las instancias de decisión y poner en

práctica modelos de poder compartidos, democráticos y transparentes.

 
 

5. Reconocemos que la reflexión teológica liberadora a partir de hermenéuticas

bíblicas feministas desvelan las relaciones de poder y dominación simbolizadas en

los papeles sociales tradicionales de género culturalmente designados a las mujeres y

hombres en los textos bíblicos. Delante de esto, proponemos hermenéuticas bíblicas

en la perspectiva de la categoría relacional de género, que deslegitima y

'desnaturaliza' la violencia contra las mujeres presente en la tradición teológica

cristiana cuando se impone de forma patriarcal, androcéntrica y universalizante.

 
 

6. Reconocemos que es necesario rehacer la historiografía, y nos comprometemos a

hacer memoria, recordando a las muchas mujeres que osaron y tuvieron papel

decisivo en la construcción de una nueva visión de Iglesia y sociedad.

 
 

7. Reconocemos que la degradación del medio ambiente asume proporciones

asustadoras y acelera los riesgos de desastres ambientales. Llamamos a las familias,

escuelas e Iglesias a tomar actitudes cotidianas y acciones concretas en el rescate de

valores y en el compromiso con la Creación y con el Reino de Dios.

 
 

8. Reconocemos que la comunicación también reproduce modelos sociales

patriarcales y abusivos, convirtiendo a los sujetos de acción en objetos. Convocamos

a tomar consciencia y cuidado con el lenguaje para la promoción de la inclusión y

justicia de género. La nueva forma de comunicación incluye mujeres y hombres, y es

capaz de mudar las relaciones de la sociedad, tanto en el microcosmos como en el

macrocosmos.

 
 

En esperanza solidaria por justicia y vida,

reafirmamos nuestra vocación teológica y pastoral.

 
 

"Las cosas antiguas ya pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2 Co 5, 17)

"(…) así también andemos en novedad de vida." (Ro 6, 4)

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