"Fortaleciendo y Tejiendo Nuestras Redes"
Red de Teólogas y Pastoras – Brasil, São Paulo, 28 a 30 de Julio de 2010
Pastoral de Mujeres y Justicia de Género del CLAI
Centro Otília Chaves – Faculdade de Teologia / UMESP
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El Encuentro "Fortaleciendo y Tejiendo Nuestras Redes" fue fruto del deseo de la
Pastoral de Mujeres y Justicia de Género del Consejo Latinoamericano de Iglesias
(CLAI) de
realizar un análisis de la realidad y de las nuevas teologías, y de dar
continuidad a las articulaciones de teólogas y pastoras que actúan en la Iglesia y en la
sociedad, recuperando la memoria histórica y reflexionando aspectos empoderadores
sobre aspectos bíblico-teológicos relevantes al tercer milenio en el contexto
continental.
El trabajo en conjunto entre la Pastoral de Mujeres y Justicia de Género del CLAI y el
Centro Otília Chaves – Faculdade de Teologia / UMESP, viabilizó la realización de
este encuentro, que contó con la participación de aproximadamente 40 teólogas y
pastoras de las regiones de CLAI Brasil, Andina y Río de la Plata.
La solidaridad entre otras instituciones amplió las posibilidades con el apoyo de la
Iniciativa Misionera Regional en América Latina de la División de Mujeres de la
Junta General de Ministerios Globales (JGMG), de la Reformierte Landeskirche
Aargau, de la Mission 21 Evangelisches Missionswerk Basel, de la Comunidad
Teológica Evangélica de Chile y del Consejo de Iglesias Evangélicas Metodistas de
América Latina y el Caribe (CIEMAL).
La historia de las redes entre teólogas y pastoras latinoamericanas y caribeñas
continúa, y en este presente tiempo levantamos juntas nuestras voces y declaramos
que:
1. Reconocemos la existencia de la violencia de género que se expresa de forma
exponencial en crecientes prácticas de femicidios, trata/tráfico y explotación sexual de
mujeres, niñas y niños, bien como en la 'feminización' de la pobreza. Llamamos a
todos los segmentos de la Iglesia y de la sociedad a tomar consciencia, repudiar y
denunciar esta realidad, combatiendo las profundas dimensiones de procesos de
omisión y connivencia que son parte de nuestra herencia cultural colonizada. Nos
comprometemos a promover y concretizar el cambio de paradigmas, la educación de
derechos y la incidencia en políticas públicas y eclesiales para erradicación de todas
las formas de la violencia de género.
2. Reconocemos que las mujeres tienen una significativa producción intelectual en
distintas áreas epistemológicas, también en el campo de la teología, hermenéutica y
del fenómeno religioso, sin embargo, denunciamos la existencia de un proceso de
invisibilización y silenciamiento de ese trabajo no apenas por hombres, sino también
por mujeres, en la academia y en instituciones eclesiásticas. Delante de esto,
llamamos al reconocimiento, a la valorización, a la promoción y a la divulgación de
ese saber, y nos comprometemos a hacer visible esa producción en el nivel pastoral,
académico y social.
3. Reconocemos que la opresión sobre las mujeres está generando una sociedad
enferma. Desde la más tierna infancia hay una constante disminución de su autoestima
con la banalización del cuerpo. La coerción para un desarrollo precoz de la
sexualidad comienza con la falta de consciencia de la propia familia y permite la
aceleración de las influencias externas. Es necesario una concientización a partir de la
familia, escuela e Iglesia, para la interrupción y mudanzas de este proceso,
garantizando el respeto y la valorización de la mujer y promoviendo el concepto
bíblico de salud integral que engloba y cruza todas las relaciones.
4. Reconocemos que la concentración de hombres en el ejercicio de poder e instancias
de decisión, incluso en la Iglesia, es un indicador de la desigualdad institucional de
género.
Llamamos a las instituciones a revisar la política que excluye y a crear
mecanismos de inclusión de las mujeres en las instancias de decisión y poner en
práctica modelos de poder compartidos, democráticos y transparentes.
5. Reconocemos que la reflexión teológica liberadora a partir de hermenéuticas
bíblicas feministas desvelan las relaciones de poder y dominación simbolizadas en
los papeles sociales tradicionales de género culturalmente designados a las mujeres y
hombres en los textos bíblicos. Delante de esto, proponemos hermenéuticas bíblicas
en la perspectiva de la categoría relacional de género, que deslegitima y
'desnaturaliza' la violencia contra las mujeres presente en la tradición teológica
cristiana cuando se impone de forma patriarcal, androcéntrica y universalizante.
6. Reconocemos que es necesario rehacer la historiografía, y nos comprometemos a
hacer memoria, recordando a las muchas mujeres que osaron y tuvieron papel
decisivo en la construcción de una nueva visión de Iglesia y sociedad.
7. Reconocemos que la degradación del medio ambiente asume proporciones
asustadoras y acelera los riesgos de desastres ambientales. Llamamos a las familias,
escuelas e Iglesias a tomar actitudes cotidianas y acciones concretas en el rescate de
valores y en el compromiso con la Creación y con el Reino de Dios.
8. Reconocemos que la comunicación también reproduce modelos sociales
patriarcales y abusivos, convirtiendo a los sujetos de acción en objetos. Convocamos
a tomar consciencia y cuidado con el lenguaje para la promoción de la inclusión y
justicia de género. La nueva forma de comunicación incluye mujeres y hombres, y es
capaz de mudar las relaciones de la sociedad, tanto en el microcosmos como en el
macrocosmos.
En esperanza solidaria por justicia y vida,
reafirmamos nuestra vocación teológica y pastoral.
"Las cosas antiguas ya pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2 Co 5, 17)
"(…) así también andemos en novedad de vida." (Ro 6, 4)
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