Proceso
AMLO-Televisa: del odio al amor…
Rosalia Vergara
19 de noviembre de 2011
Dóriga y Obrador. La reconciliación.
Foto: Televis
Fueron cinco años de puyas, ataques e invectivas, de alimentar odios y rencores. Pero todo eso se acabó. López Obrador dejó guardado su discurso beligerante y se presentó en el noticiero con más rating del canal más visto de Televisa: en aras de una nueva política, llena de amor, el tabasqueño olvidó todo lo que a lo largo de un lustro ha dicho de Emilio Azcárraga Jean, patrón del conductor Joaquín López Dóriga, quien aceptó el público regaño del perredista y luego le estrechó la mano franca. Todo fueron sonrisas… Del odio había nacido el amor
“¡Imagínate, Joaquín, qué es estar yendo pueblo por pueblo a informar! Ahora nos están viendo millones de mexicanos…” Con esas palabras y un apretón de manos Andrés Manuel López Obrador, por segunda vez aspirante de la izquierda a la Presidencia, selló el compromiso con Televisa para que se le dé “el beneficio de la duda” a su proyecto político-electoral para 2012.
Este encuentro se dio después de cinco años en los que el tabasqueño criticó a Televisa y la implicó con la “mafia del poder” que coadyuvó al “fraude electoral” de 2006.
Aún fresco en la memoria de sus lectores, está el libro La mafia que se adueñó de México… y el 2012 (Grijalbo, 2010), donde Andrés Manuel López Obrador se expresa así de la televisora y de sus dueños, en las páginas 51 y 52, dentro de un segmento al que tituló “Los amos de México”:
“Con Emilio Azcárraga ocurrió al revés. Había desde el principio una buena relación que poco a poco se fue deteriorando hasta convertirse en uno de mis principales adversarios. Cuando murió su padre, Emilio supo mantener a flote la empresa heredada e inició una etapa de mayor apertura en Televisa. Sin embargo, en la medida que fue creciendo su ambición por acumular cada vez más dinero y poder, se fue apagando la pluralidad y el deber de informar con objetividad y profesionalismo”.
Hoy es distinto: casi trece minutos a cuadro en El Noticiero ante millones de espectadores, un par de apretones de mano con el conductor estelar de la odiada Televisa, y la palabra amor entrelazada con el intercambio de sonrisas… (Extracto del reportaje principal que se publica esta semana en la edición 1829 de la revista Proceso, que ya está en circulación)
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