jueves, 24 de noviembre de 2011

“¿Miedo? Ni como mujer ni como policía”

“¿Miedo? Ni como mujer ni como policía”



A María del Carmen Núñez le dicen la policía más poderosa de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
Violadores en serie, tratantes de personas, homicidas han caído gracias a ella, una mujer con un expediente histórico: en el 2000, se convirtió en la primera comandante de la entonces Policía Judicial y en 2007 repitió la hazaña al ser nombrada la jefa de la corporación.
Desde la Dirección General de Inteligencia de la Policía de Investigación analiza los casos criminales más graves que llegan a la institución y no hay operativo en esta ciudad que se diseñe sin su supervisión.
“¿Miedo? Ni como mujer ni como policía. Es mi trabajo”, asegura María del Carmen, quien para ascender hasta su puesto tuvo que sortear machismo, golpes y hasta la muerte.

Conocida por su mano dura, La Jefa —como le dicen en su oficina— no es una policía común: viste blusa rosa, porta aretes, collares y luces en el cabello. Su oficina, ubicada en la colonia Doctores, está decorada con figuras de cerámica, presume su colección de perfumes que dan a su despacho aroma de mujer.
“Nosotras tendemos un poco más a que se nos salgan las lágrimas, es parte de nuestra naturaleza. No porque seamos policías vamos a dejar de ser mujeres”, dice.
Tal vez por eso su familia se sorprendió cuando a los 23 años abandonó el noveno trimestre de Economía en la UAM para involucrarse en una institución dominada por la testosterona.
En una ocasión, recuerda, que ella sola detuvo a un homicida.
“Lo abracé y me empezó a golpear. Sentía los golpes pero no me dolía. Cuando lo detuvimos me vi la camiseta llena de sangre, tenía la boca destrozada, pero lo agarré”, cuenta la funcionaria.
Esa tenacidad le abrió camino. Pasó de agente a la Fiscalía Central de Delitos Sexuales, donde asestó sus mejores golpes a los agresores de mujeres.
Se anotó la captura del violador serial El Cerros, un hombre que se hacía pasar por ecoguarda en zonas boscosas del DF y atacaba parejas jóvenes. A los muchachos, los ataba con agujetas; a ellas, las violaba. Así atacó a más de veinte entre 2006 y 2008. “Era un sujeto muy escurridizo, conocía cerros como la palma de su mano”.
Así que armó un cuadro del modus operandi, anticipó sus ataques y en octubre de 2008, luego de cuatro días de esperarlo, cayó El Cerros en el operativo de La Jefa. Sin dispararle, agentes atajaron su caminata. Iba con rumbo a un lugar donde se reunían jovencitas.
En 2009, dirigió el primer operativo contra la trata de personas en La Merced, donde logró el cierre de los hoteles El Universo y Madrid, así como la liberación de 45 mujeres, incluyendo cinco menores de edad.
Pero los éxitos no llegaron en línea recta y ni La Jefa se salvó del ataque del más letal de los asesinos de mujeres.
“Soy sobreviviente del cáncer de mama. En 2007, me detectaron cinco tumores (…) Después vino la operación: una masectomía radical modificada y me quitaron todo el seno izquierdo”, dice.
La quimioterapia no la detuvo. “Cuando haces este trabajo te llenas de tranquilidad porque quitas a alguien de la calle que puede dañar inclusive a tus hijas”, señala.
Esa, dice, es la mayor satisfacción de ser la más poderosa de la Policía de Investigación: ser mujer que protege mujeres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario