sábado, 12 de noviembre de 2011

Para una reforma del sistema financiero y monetario internacional [PCJP]

Primeras observaciones sobre la Nota del Pontificio Consejo de Justicia y Paz: para una reforma del sistema financiero y monetario internacional

ECONOMÍA | Giorgio Mion | Del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuan
El 24 de octubre de 2011 el Pontificio Consejo de Justicia y Paz publicó una nota relativa a la necesidad de una reforma del sistema de governance financiera global.
Esta nota tiene un carácter primeramente político: con demasiada frecuencia también las actuales instituciones internacionales han concebido las soluciones de la crisis en una óptica limitada – restringida, frecuentemente, a débiles intervenciones financieras – sin afrontar las cuestiones en manera completa. En este sentido, la nota es “política”, porque apunta a mirar el problema en su totalidad y en sus diversos aspectos económicos, financieros, sociales y éticos.
En orden a las causas de la crisis – cuya individuación es fundamental para encontrar soluciones eficaces – la nota va más allá de las causas “de primer nivel”, buscando las raíces: exceso de liberalismo no templado por la búsqueda del bien común, falta de reglas a nivel internacional (y de instituciones válidamente capaces de hacerle respetar), difusión sin frenos del utilitarismo y del individualismo, apriete de las disparidades económicas y sociales entre estados diversos y dentro de los estados. Se trata de un análisis ya desarrollado en la Populorum Progressio y retomada, con fuerza, por el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in Veritate.
Entonces la cuestión es social y no solamente financiera: si la raíz del problema es de naturaleza ética, también la solución – pero debiendo tener también reflejos técnicos – no puede resolverse en términos tecnocráticos. La exigencia es la de una nueva governance política y económica global, que apunte al bien común y, sobre todo, reconocida y legitimada por los gobiernos y pueblos. En efecto, parece necesario repensar en clave subsidiaria la política internacional, con el fin de que las instituciones globales sean concebidas al servicio de todos y “del todo” unitario que es la comunidad internacional, en la dirección señalada ya por el Papa Juan XXIII en la encíclica Pacem in terris. Este es el primer  paso inevitable, que podrá hacer eficaces las futuras soluciones técnicas individuadas: la conciencia ética de la preeminencia de la comunión de intereses sobre el conflicto.

Desde el punto de vista técnico, el camino señalado en la nota va en dirección de unas reglas mínimas compartidas, sobre el funcionamiento del mercado monetario internacional, de la institución de organismos internacionales expandidos hacia un mayor número de Países, además de la adopción de procedimientos de regulación ética de los mercados: por ejemplo, el impuesto de las transacciones financieras con particular atención a las de “segundo nivel”, el vínculo impuesto al sostenimiento público a los bancos de finalización a la inversión en la economía real, la definición de límites claros entre la actividad crediticia y la proliferación de la finanza.
Luego, la nota vuelve a llama a la vocación particular de los cristianos, llamados a vivir el Espíritu dentro del mundo, recomponiendo – en las decisiones económicas y políticas – el bien común: este último existe, no obstante las abiertas diferencias en el planeta, que son un estímulo a la unidad y no un pretexto para cualquier tipo de “individualismo nacionalista”, definido como nuevo nacionalismo.

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