OSIEL CASTILLO BARRAZA
MP111017
Miguel Ángel Granados Chapa tuvo entre sus aciertos haber descubierto la Casa de Cuajimalpa en donde José López Portillo se iría al retiro. La enorme mansión, después confesó el mismo Jolopo, se había edificado con un préstamo personal que el profesor Carlos Hank González le había otorgado. Fue la famosa Colina del Perro. Fueron varios casos que descubrió como periodista y su fama de hombre incorruptible, que podría vivir del ejercicio honesto del periodismo, lo acompañó siempre.
Junto con su tocayo Miguel Azuara, encabezaban la línea editorial crítica del Excélsior de Julio Sherer García y entre los dos hacían los cuatro o cinco editoriales del periódico de la calle de Bucareli que tantos lectores les allegó. Después, tras el golpe de Estado que Luis Echeverría le asestó a la libertad de expresión el 6 de junio de 1976, salió junto con Sherer y nuestro compañero de página editorial, Don Hugo L. Del Rio y se lanzaron a la aventura de revolucionar el periodismo mexicano.
Fundaron la revista Proceso en noviembre de ese mismo año y de inmediato se convirtieron en los heraldos del nuevo periodismo crítico en México. Después se lanzó a la aventura del Unomasuno con Manuel Becerra Acosta y más adelante con los compañeros que dejaron ese matutino para conformar el periódico La Jornada. Como proyecto personal lanzó la revista Mira! de poca duración pero no bajo calado. Desde 1993 escribió su columna en los periódicos que conforman el Grupo Reforma que le pagaron a un periodista considerado de izquierda. Trabajó duro en radio UNAM y se allegó el respeto y admiración de decenas de alumnos de diversas carreras, el respeto y el odio de políticos a los que exhibía sus miserias morales y sus grandezas corruptiles.
Hará falta Granados Chapa en este país lleno de políticos cínicos que siempre buscan salirse con la suya. Hace falta, ya, su columna acuciosa, bien escrita y mejor informada que de seriedad y justa dimensión a los grandes temas de la vida nacional. El hidalguense escribió varios libros, entre ellos "Nuestra banca de cada día" en los días álgidos de la nacionalización de la banca, allá por 1982. Hombre bien informado, se puede decir que fue el sucesor del Manuel Buendía y su famosa columna Red Privada acallados en mayo de 1984. Lo sorprendente es que apenas la semana pasada decidió anunciar su retiro de la vida periodística y casi inmediatamente murió.
Queda la talacha periodística de Granados Chapa como legado de lo que debe ser un periodista: valiente, objetivo y comprometido a toda prueba, con sus lectores. Nuestro pésame a sus hijas y esposa... y al lector que lo leía a diario. Descanse en paz.
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