jueves, 20 de octubre de 2011

SERGIO SARMIENTO
MP19oct2011

Pretender que se puede negociar un acuerdo con los narcos es tan absurdo como pensar que se puede obtener con ellos un cese al fuego. El ex Presidente Vicente Fox parece haber perdido la brújula. Ayer en Washington pretendió arreglar sus declaraciones anteriores, al afirmar que "negociar no es la palabra correcta", pero sólo para añadir que "sí se puede lograr un cese al fuego". En el caso del narco, ¿con quién va a negociar el gobierno? ¿Cómo identificar al legítimo representante de cada uno de los grupos? ¿Quiénes serán los delegados de Los Zetas, los Caballeros Templarios, los cárteles del Golfo, Ciudad Juárez y Sinaloa y tantos más? ¿Se invitará a la negociación sólo a los narcotraficantes o también a los secuestradores? ¿Y qué pasará con los traficantes de personas? Cuando algún grupo se dedique a varias actividades delictivas además del narcotráfico, ¿se le invitará también? ¿Y qué pasa con los sicarios? ¿Se permitirá que participen los que mataron a Juan Francisco Sicilia o los que le prendieron fuego al Casino Royale de Monterrey?

No nos hagamos tontos. Ni un pacto ni un cese al fuego son posibles. Las autoridades están obligadas a hacer cumplir la ley. El Estado mexicano debe tomar las decisiones que más convengan a la sociedad sin ninguna negociación. Si estas decisiones obligan a un cambio en las leyes, así sea. Pero ningún gobierno puede darse el lujo de negociar la aplicación de la ley con un grupo criminal. Me parece absurdo que los priistas quieran enjuiciar al Presidente Calderón por las declaraciones que hizo en una entrevista con el New York Times. Pero no podemos sorprendernos. La legislación electoral en nuestro país está hecha para reprimir la libertad de expresión. Uno a uno los políticos que la promovieron o la aceptaron están teniendo que pagar el costo de la ley mordaza.

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