Un exconsejero del IFE, un excandidato presidencial perredista y un funcionario del Banco de México cabildearon contra Obrador ante la embajada estadounidense.
Las pruebas del compló
Cortesía de Reporte Índigo:
Hay un nuevo “peligro para México”, y se llama PRI.
Al precio que sea, el presidente Felipe Calderón está empecinado, obsesionado, con impedir el regreso del tricolor a Los Pinos. Y trasgrede las fronteras entre el jefe de Estado y el jefe de su partido denostando a sus opositores.
El hecho se puso de manifiesto en la última entrevista que el mandatario concedió al diario estadounidense The New York Times, en la que villaniza al partido que gobernó México durante más de 70 años.
Con inferencias y medias verdades en sus respuestas, ocultando crudas realidades de su propio partido, Calderón señala que dentro del PRI existen voces que claman por hacer un pacto con el crimen organizado.
Dice que los tricolores ven en esos acuerdos la única salida para frenar la ola de violencia desatada a partir de diciembre de 2006, cuando su recién estrenada administración declaró la guerra a los cárteles de la droga que operan en México. Pero la reacción de los priistas fue inmediata y contundente.
Y obligó a que distintos personajes del círculo íntimo calderonista salieran a acotar los alcances del daño político de las temerarias declaraciones.
Lo único que pudo justificar el presidente Calderón fue que su dicho se fincaba en una conferencia que dio en 2010 el ex gobernador de Nuevo León Sócrates Rizzo García, en la que presuntamente aceptaba que los priistas operaban con tranquilidad porque tenían acuerdos tácitos de no intromisión con el crimen organizado.
Nada recordó el inquilino de Los Pinos sobre las reiteradas propuestas de su antecesor, el panista Vicente Fox, para propiciar un pacto e incluso una amnistía para los cárteles a fin de detener la ola de
violencia que oficialmente registra 34 mil muertos en lo que va del sexenio.
Propuestas que con toda oportunidad ratificó esta misma semana el ex presidente panista, quien en Estados Unidos, ante la Fundación Cato, llamó a ofrecer una amnistía a los cárteles de la droga.
Tampoco recordó el presidente Calderón las debatidas declaraciones que alguna vez hiciera en una conferencia el que fuera gobernador interino de Nuevo León, Fernando Elizondo Barragán, en las que decía que la mejor forma de impedir la violencia propiciada por el crimen organizado era no meterse con él.
Nada dijo el mandatario mexicano sobre las también controvertidas afirmaciones de Mauricio Fernández, el alcalde de San Pedro Garza García, Nuevo León, cuyas declaraciones grabadas en un evento de campaña dejaron en claro que había algunos acuerdos con el clan de los Beltrán Leyva.
Por eso las declaraciones presidenciales de 2011 se asemejan a las que hiciera seis años atrás Vicente Fox.
Era 2005 cuando se dijo que el villano de la película no era el PRI, sino el PRD. Y más concretamente, Andrés Manuel López Obrador.
Fueron los tiempos del llamado “compló”, como se le llamó a la campaña de desprestigio montada contra el entonces candidato perredista y jefe de Gobierno del Distrito Federal, puntero en todas las encuestas electorales rumbo a la carrera presidencial de 2006.
Y si entonces se decía que el “compló” sólo existía en la cabeza de Andrés Manuel López Obrador, hoy aparecen elementos suficientes para testimoniar que esa campaña vino desde adentro del gobierno federal.
Y que se utilizaron voces presumiblemente autónomas para sembrar en círculos diplomáticos internacionales temor sobre lo que el perredista podría significar en la Presidencia. Los hechos están consignados en cables de la Embajada de Estados Unidos en México que fueron dados a conocer a través del sitio WikiLeaks.
En esos comunicados diplomáticos, se deja en claro que un consejero del IFE, el organismo imparcial para calificar la elección, compareció dos semanas antes de los comicios presidenciales para alertar a los estadounidenses del peligro que significaba Andrés Manuel López Obrador.
Más aún, que con excepcionales dotes premonitorias, les pronosticó que los resultados se mantendrían retenidos la noche de la elección. Cuatro meses antes, en febrero de 2006, un vicegobernador
del Banco de México también habló con los diplomáticos norteamericanos. Les advirtió de las calamidades económicas que podrían caer sobre México si ganaba la Presidencia quien era considerado un émulo de Hugo Chávez.
Y en plena efervescencia del relevo presidencial, seis días después de la atropellada protesta de Felipe Calderón como presidente constitucional, Cuauhtémoc Cárdenas también rindió parte ante los diplomáticos de Estados Unidos de los peligros que entrañaba su correligionario perredista.
Asomémonos a la investigación de Anabel Hernández y al análisis de Félix Arredondo para conocer las similitudes entre lo que sucedió en 2005 y lo que pasa hoy, cuando faltan menos de nueve meses para la elección presidencial de 2012.
WikiLeaks revela el ‘compló’
Durante cinco años, el discurso de Andrés Manuel López Obrador se centró en dos palabras: “el complot”. Pero, para muchos, la confabulación contra quien fuera candidato de la Alianza por el Bien de Todos a la Presidencia de la República en 2006 era sólo producto de su imaginación.
Hoy, gracias a WikiLeaks y a su fundador Julian Assange, quien obtuvo cables clasificados del gobierno de Estados Unidos (EU) redactados en diferentes partes del mundo, se puede afirmar que el complot sí existió. Sus protagonistas fueron funcionarios públicos, políticos y hasta jerarcas de la Iglesia Católica.
Todos ellos desfilaron ante diplomáticos de la Embajada de Estados Unidos en México y del Vaticano para conspirar contra quien en ese momento encabezaba las preferencias electorales para ganar la Presidencia.
Luego de una minuciosa exploración que hizo Reporte Indigo en los miles de cables de WikiLeaks correspondientes a México que no han sido revelados ni editados, encontramos los nombres de tres personajes clave del complot contra AMLO.
El primero es Arturo Sánchez Gutiérrez, consejero federal del Instituto Federal Electoral (IFE) de 2003 a 2010, quien estaba obligado a guardar imparcialidad como miembro del órgano supuestamente independiente encargado de organizar la elección.
De acuerdo al cable 06MEXICO3309, clasificado como “confidencial”, Sánchez Gutiérrez, a quien la embajada califica como un consejero “con poco amor hacia López Obrador”, se presentó días antes de la elección presidencial en las oficinas de la representación del gobierno EU en México.
Ahí informó que los resultados de los comicios que se realizarían el 2 de julio de 2006 no se darían a conocer ese día y que AMLO perdería la elección por pocos votos. También abogó por la causa del candidato del PAN Felipe Calderón.
El segundo es José Sidaoui, subgobernador del Banco de México de 2006 a la fecha, quien por ser servidor público tenía prohibido hacer proselitismo usando su cargo. Según el cable 06MEXICO820 sin clasificar y “sólo para uso oficial”, cuatro meses antes de la elección, Sidaoui hizo una advertencia a los funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en México.
Dijo que si Andrés Manuel López Obrador ganaba las elecciones, “gobernaría como Hugo Chávez en Venezuela” y que no sólo representaba una “amenaza para el crecimiento económico, sino también para la estabilidad macroeconómica”.
El tercero, y quizá el más inesperado, es Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, líder moral del PRD y ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien el próximo 27 de octubre recibirá en el Senado de la República la medalla Belisario Domínguez.
En el cable 06MEXICO6867, clasificado como “confidencial”, se afirma que a pocos días de que Felipe Calderón tomara posesión como presidente de México en medio del descrédito, Cárdenas Solórzano estuvo en la Embajada de Estados Unidos en México y cabildeó ante los funcionarios norteamericanos contra su compañero de partido Andrés Manuel López Obrador y a favor de Calderón.
La trama se complementa con las acciones del arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez.
El cable 06VATICAN60, dado a conocer por el periódico La Jornada en julio de 2011, revela que el “influyente cardenal de América Latina” asistió en marzo de 2006 a la Embajada de EU en el Vaticano.
Ahí manifestó su preocupación “por la creciente presencia de líderes de izquierda en América Latina”, enumerando desde Fidel Castro hasta López Obrador. Dijo que era “una tendencia peligrosa” y pidió directamente la “ayuda” de George Bush para evitar que un gobierno izquierdista asumiera la Presidencia de México.
Reporte Indigo presenta las pruebas documentales del complot y sus protagonistas.
EL CONSEJERO PARCIAL DEL IFE
Arturo Sánchez Gutiérrez fue consejero del IFE durante siete años. Con su voz y voto participó en la organización de dos comicios federales en 2006 y 2009. Antes fue director de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto.
Durante el tiempo que fue consejero, presidió comisiones del IFE cuyas acciones definen la credibilidad y equidad de los comicios: Organización Electoral, Administración e Informática, Prerrogativas y Partidos Políticos; y el Comité de Radio y Televisión. Arturo Sánchez Gutiérrez, quien actualmente trabaja en el ITAM y es investigador asociado del Colegio de México, no fue imparcial en las elecciones presidenciales de 2006, según la información interna del gobierno de Estados Unidos.
El cable número 06MEXICO3309 de la Embajada de EU en México, redactado el 15 de junio de 2006 por la jefa adjuntade Misión Leslie A. Bassett, lo deja en evidencia.
“El Consejero del Instituto Federal Electoral (IFE) Arturo Sánchez compartió con nosotros el 14 de junio algunas ideas sobre las próximas elecciones. Él insistió en que a pesar de los problemas técnicos habituales el día de las elecciones sería relativamente suave”, dice el cable en su resumen.
En el desglose del contenido del encuentro con SánchezGutiérrez, la Embajada de EU no señala cuál fue la razón de la visita del consejero del IFE.
Durante la reunión, Sánchez Gutiérrez dijo que la competencia entre AMLO y Calderón estaba muy cerrada, y que el PRI terminaría en un distante tercer lugar. Sin embargo, oficialmente, el IFE decía que no avalaba ninguna encuesta.
“Dijo (Sánchez Gutiérrez) que las partes tratan de mantener sus opciones abiertas en caso de una pérdida y ser rápidos para sugerir un sesgo u otros problemas, pero con observadores de los partidos en las casillas viendo la votación y el escrutinio y recibir una copia de los resultados sería extremadamente difícil para cualquier persona manipular el resultado”, redactó Bassett.
En su encuentro con funcionarios diplomáticos del gobierno de EU, el consejero defendió los contratos que hizo el IFE con empresas ligadas a Diego Zavala, cuñado de Felipe
Calderón.
“En cuanto a los últimos anuncios de ataque en los cuales López Obrador sugiere que el cuñado de Calderón, Diego Zavala, había estado recibiendo contratos gubernamentales leoninos e incentivos fiscales para su empresa Hildebrando, Sánchez insistió en que las acusaciones de una siniestra conexión con el IFE eran tonterías.“Dijo que el IFE ha hecho uso de una marca común de software vendido por Hildebrando, pero que ellos se lo compraron a un vendedor diferente. El IFE también tuvo contrato con una compañía procesadora de datos que termina en 2000, tres años antes de que la empresa fuera adquirida por Hildebrando”, señala el cable. Pero Sánchez Gutiérrez no informó que sí existía una empresa ligada a negocios con Hildebrando que tenía un contrato con el IFE.
Dos días después de la visita de Arturo Sánchez a la embajada, el periódico La Jornada publicó que el IFE había otorgado un contrato millonario a la empresa Sagem Défense Sécurité para desarrollar un sistema multibiométrico para el Instituto Federal Electoral con el propósito de ‘’detectar registros múltiples y fraudes de identidad en el registro nacional de votantes’’.
El artículo también señalaba que Identix Incorporated, socia de la empresa del cuñado de Calderón, había sido subcontratadapara hacer el trabajo.
Será por eso que la jefa adjunta de Misión hizo una anotación en su cable: “El IFE rechazó los intentos para asegurar una revisión de las listas electorales y el sistema para la compilación de los resultados preliminares o PREP, con el argumento de que ambos habían sido revisados por las partes…”.
En otra parte del cable, se señala que Sánchez Gutiérrez vaticinó que AMLO perdería la elección por un margen muy estrecho. “Obrador, a quien Sánchez define que (perderá) como por el tres por ciento o menos, puede dar lugar a manifestaciones, pero que dudaba que serían de larga duración o violentas.
“Sánchez apostó su optimismo”, señala el cable, “en el hecho de que tanto el IFE y el TRIFE gozan de una mayorconfianza pública que cualquier otro partido político.
“Sánchez dijo que aunque López Obrador, quien mostró su capacidad para movilizar a sus partidarios durante la crisis del desafuero el año pasado, no pudo mantener a las multitudes semanas tras semana.
“Sánchez, que claramente tiene poco amor por López Obrador, también insistió en que el candidato del PRD no era un tonto, él no desea crear una situación que podría causar un colapso financiero y político en México, sobre todo si se tenía la esperanza de dar la vuelta al resultado inicial de las elecciones”, escribió Bassett.
Respecto al conteo rápido y al anuncio del IFE de un ganador, el consejero comentó que eso no iba a ocurrir.
“Sánchez dijo que el IFE pudiera negarse a hacer un anuncio de conteo rápido si López Obrador fuera perdiendo, pero el margen fuera de aproximadamente tres por ciento o menos, sin embargo reiteró que la precisión del sistema de conteo rápido apoyaría un pronunciamiento preciso, incluso si el margen se estrecha mucho.
“Sánchez reconoció que no dar a conocer los resultados del conteo rápido la misma noche podría ser controvertido, pero los resultados del PREP estarían allí para que todos los vieran en Internet antes de salir el sol, y el recuento oficial llegaría el 5 de julio”, revela el cable.confianza pública que cualquier otro partido político.
“Estamos de acuerdo con Sánchez en que el TRIFE y su largo periodo de deliberaciones actuará como amortiguador para el descontento público. La renuencia del IFE para liberar un conteo rápido en una competencia muy reñida es comprensible, pero si el IFE no da el anuncio podría ser controversial, aumentaría los recuerdos tristes de la infame caída del sistema de cómputo en 1988, y puede ser usado por los perdedores, no importa quiénes sean”.
A cinco años de la elección presidencial de 2006, las revelaciones hechas por el consejero del IFE a funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en México demuestran que lo que ocurrió el 2 de julio y los días posteriores no fue producto del azar.
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